Entrevista al Padre Francisco Ignacio
Hernández Rivero, fundador de la Fraternidad de Servidores del Corazón
Sacerdotal de Jesús.
En la foto: Miembros de la Fraternidad junto con algunos monjes. En el centro está el Padre Prior y a su lado el Padre Francisco.
¿De dónde es?
De Granadilla, un
pueblo del sur de la isla de Tenerife, tierra del santo Hermano Pedro…
¿Con qué edad entró en el seminario?
Con 17 años.
¿Cómo sintió la vocación?
. No podría poner
un momento exacto en el que me haya empezado a plantear la vocación, desde pequeño sentí la llamada al sacerdocio.
Creo que desde que tengo conocimiento,
uso de razón, quería ser sacerdote, sentía un atractivo muy grande hacia
el ministerio sacerdotal. Y lo curioso
es que no tengo familiares consagrados o sacerdotes, ni mi familia era
por aquel entonces muy religiosa…desde luego que es un misterio cada vocación.
¿Qué hecho concreto le llevó a fundar la
fraternidad?
Hay una pre-historia. En mi Primera Misa presidia ya como
sacerdote, hice ofrenda al Señor, una ofrenda de gratitud.
Ofrecí mi ministerio por las vocaciones, agradecido por el bien que me hizo el
Seminario, tanto a nivel humano como espiritual y el Señor me tomó por la
palabra. Mi ministerio sacerdotal ha estado siempre vinculado alrededor de las
vocaciones, de la vida consagrada, del Seminario, etc. En los destinos a los cuales
he sido envidado me ha tocado
atender y compartir con la vida
consagrada en una gran variedad de carismas, luego el Señor me llevó de nuevo al Seminario como formador a compartir los futuros sacerdotes, también
estuve durante cinco años de Delegado Diocesano de Pastoral Vocacional,
especialmente en este servicio, el Señor hizo que conociera la vida consagrada
en sus muchos carismas. También he dado clase a religiosos, retiros, ejercicios
espirituales… todo esto ha hecho que descubra la belleza de la vida consagrada, la valore y la vea como
un regalo de Dios para la Iglesia y para el mundo.
Desde estos
ministerios, he conocido las luces y las sombras, los gozos y los retos de la
vida consagrada, y, a la vez, cosa muy hermosa, he descubierto a gente
preocupada con la vida sacerdotal, gente que acompaña, ayuda al sacerdote en la
parroquia, gente que comparte su cercanía y apoyo al Seminario, consagrados… y
con esa gente me he ido relacionando, compartiendo inquietudes y preguntándonos
qué podemos hacer por las vocaciones, por los sacerdotes.
Hay una
historia que comienza cuando mi obispo emérito, D. Damián Iguacén Borau, y
mi obispo actual D. Bernardo, me decían que pusiéramos por escrito, que le
diéramos forma a esa inquietud, de oración, de ofrecimiento y aquí fue surgiendo
poco a poco la fraternidad de servidores. Don Bernardo me indicó que fuera a
hablar con otro sacerdote, hoy obispo de Coria Cáceres, Don Francisco Cerro, y en aquel momento director del Centro de
Espiritualidad del Corazón de Jesús en Valladolid para que me ayudase a redactar los estatutos,
según lo que iba viendo y sintiendo en mi corazón que Dios quería que fuese el
camino de la Fraternidad de
Servidores. Siempre estaré agradecido a
estos dos instrumentos del Señor, Don Bernardo nuestro Obispo Diocesano, y Don
Francisco Cerro por su aliento e indicaciones.
El nombre de la Fraternidad es algo largo y
curioso, ¿qué se esconde tras este nombre?
Ciertamente que es
largo. Detrás del “nombre” Fraternidad de
Servidores y los “apellidos” del
Corazón Sacerdotal de Jesús, hay todo un proyecto, toda una inquietud de
cara a crear cultura vocacional. La Fraternidad no es sólo un grupo de oración
por las vocaciones, es algo más. Se trata
de orar, es lo primero, ya el mismo Señor recuerda su importancia, pero
es también conocer, valorar, apoyar, promover la vida consagrada en todos sus
carismas. Esta parcela, desde mi experiencia, me parece olvidada en bastantes
ámbitos de la vida de la Iglesia. La
pastoral vocacional es la cenicienta en las programaciones de muchas parroquias, movimientos, realidades
eclesiales. Explico lo anterior: en las parroquias hay grupos, por ejemplo, de caritas para la
atención a los pobres, animación litúrgica, monaguillos, catequesis, etc…todo
esto es estupendo, pero hay un vacío en la comunidad cristiana de gente que
recuerde, que haga presente la necesidad de
conocer, apoyar, promover la riqueza de la vida consagrada, de orar por
las vocaciones y consagrados. Constatando este vacío, ha surgido la Fraternidad. Creo que es una
pequeña obra del Corazón de Cristo. Los miembros son laicos consagrados que, en
sus diferentes ámbitos y realidades en los que se mueven, llevan esta
sensibilidad por las vocaciones y la vida consagrada. También potenciamos todo
lo que hay a nivel eclesial en torno a la vida consagrada y a las vocaciones,
haciéndonos presentes y ofreciendo causes para crear cultura vocacional.
¿Ofreciendo cómo?
Ofreciendo Expos -
Vocacionales, es decir, exposiciones que
sirven para descubrir la riqueza de carismas que tenemos en las Diócesis;
Cadenas de Adoración ante el Santísimo de varios días, algo muy importante ya
que sensibiliza a la gente a orar por las vocaciones y por la fidelidad de
aquellos que ya han respondido; Organizando
Vigilias ante las consagraciones, ordenaciones…, Horas Santas con
testimonios vocacionales, Retiros Espirituales… nos hacemos presentes cuando
hay una consagración, una ordenación, y con la presencia decimos que esto es
importante, es un regalo de Dios, estamos aquí compartiendo la alegría y
apoyando ese SI.
Los miembros de la fraternidad hacen
consagración de vida, ¿en qué consiste esta consagración?
En la Fraternidad
hay consagración, una consagración laical, y esto es un gran regalo, porque
cuando una persona descubre que sus sufrimientos en la vida, sus problemas, sus
luchas no caen en saco roto, sino que pueden ser ofrecidas al Señor especialmente por la vida consagrada, por los
sacerdotes… su vida cambia y he sido testigo de ello. En la Fraternidad hay
gente que lleva años en cama, otros que
tienen problemas graves, pero que hacen su ofrenda de vida con alegría y
paz, afrontando su realidad de otra
manera, sabiendo que el Señor escucha y acoge su ofrecimiento. En la
Fraternidad hay miembros de todos los
estados de vida, casados, matrimonios, solteros, viudos, incluso separados que por algún motivo no ha
funcionado su matrimonio y han hecho esa ofrenda al Señor desde la situación
que viven.
Si alguien contacta con la Fraternidad y
piensa que el Señor lo quiere viviendo este carisma, ¿qué proceso formativo
siguen?
Hay un proceso, un
discernimiento, porque es verdad que hay gente que se apunta a todo en la
Iglesia y al final no están en nada, y para que esto no pase hay un tiempo de
acompañamiento. Ciertamente que el estar en la Fraternidad no pisa otras
realidades eclesiales a las que se esté vincualdo, y esto es bueno porque así
llevarán a sus grupos esta sensibilidad de “cultura vocacional”. El proceso que
se sigue está plasmado en los Estatutos, hay un plan de formación. Hay una especie de noviciado antes de la consagración. Se da a conocer el valor de la
paternidad/maternidad espiritual sobre los consagrados y sobre las vocaciones,
ya que dice Jesús que por encima de los vínculos de la sangre se encuentran los
del espíritu, y este vínculo es muy grande. A los que tienen esa inquietud se
les sitúa en estas coordenadas para que la descubran. Luego se introduce en la
vida de oración, por supuesto, en la Liturgia de las Horas, en el sentir con la
Iglesia y en el sentido del ofrecimiento, de la consagración, es decir, donde
Dios nos ha colocado y nos ha puesto, ese es nuestro altar y desde ahí
ofrecemos al Señor nuestra vida por las vocaciones y los consagrados a Él.
Luego se le da a conocer la espiritualidad del Corazón de Jesús, espiritualidad
muy unida a la Fraternidad.
¿Por
qué está muy unida la espiritualidad del Corazón de Jesús a la Fraternidad?
Porque es la
espiritualidad del amor, del servicio, de
la entrega incondicional. Por el hecho de que en la Solemnidad del
Corazón de Jesús el Papa-beato Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial de
Oración por los sacerdotes, también, porque hay una promesa en Jeremías 3, 15
que dice: Os daré pastores según mi corazón y por supuesto porque quien ama
mirando al Corazón de Cristo se entrega como Él. Sólo ama quien se entrega y
sirve a sus hermanos desde la gratuidad, como el Maestro.
¿Qué más aspectos de la formación tiene la
Fraternidad?
Un aspecto muy
importante es el descubrir el sentido de la consagración, que Dios te ha
elegido y destinado para algo, y esa
misión en nosotros es crear cultura vocacional. Nos la definió con unas bellas
palabras el Prior de este monasterio el Padre José María, cuando nos dijo que
la Fraternidad tiene que “ser eco de la llamada de Dios en la Iglesia y reflejo
del corazón de Cristo”.
En este proceso o
“noviciado” hay varias etapas o entregas:
- Se entregan los Estatutos, que se conozca el ideario de vida y se explica.
- La entrega de la Virgen María, signo de la maternidad que se asume, o paternidad siguiendo el modelo de San José.
- La entrega de la oración de la Iglesia, de la Liturgia de las Horas. Hay que dar hondura a la gente, no caer en devocioncillas tontas, hay que buscar lo esencial y aquí, junto con la Eucaristía, tenemos la Liturgia de las Horas. La importancia de la oración de intercesión y del sacerdocio común de los fieles, que es una maravilla muy desconocida.
- La última entrega es la de la vida en la consagración, donde el obispo o su delegado le entrega a quien se consagra la alianza, signo de compromiso, de pacto de amor con Dios al responder a su llamada, y, junto a la alianza, se entrega la cruz de la fraternidad, cruz donde se representa a Jesús en la cruz y la Virgen al pie de ella.
¿Qué ha supuesto para la diócesis
Nivariense esta fundación?
Para la diócesis
ha supuesto, y ha sido muy grato, un despertar en ir conociendo y valorando la
vida consagrada con los medio que antes dije que ofrecemos, y también ha
supuesto un despertar de la espiritualidad del Corazón de Jesús, espiritualidad
que hace pocos años se veía como una devocioncilla más o algo trasnochado de
otra época.
La Fraternidad tiene, como hija de la
Iglesia, sus cimientos en Cristo, pero en la figura de un Cristo que muestra su
Corazón a los hombres en esta espiritualidad del Corazón de Jesús. El hecho de
que esta espiritualidad sea la bandera de la Fraternidad en un tiempo donde
está devoción parece de otra época, ¿qué problemas le ha supuesto para la
Fraternidad la ignorancia de la gente en este aspecto?
Una primera
dificultad ha sido el que algunos se cuestionen: ¿Cómo se pueden consagrar
laicos? Y esa consagración es legítima y es posible. La consagración es una
ofrenda de vida, no religiosa como se entiende por tal, pero cuando la Iglesia
pone el sello y nos dice que nuestra misión es ser eco de la llamada del Señor
y reflejo del corazón de Cristo, esto ayuda muchísimo. Aprovecho para decir que
hay un grupo de gente que se está preparando para hacer los tres votos
siguiendo los consejos evangélicos y el cuarto voto que unifica a todos los miembros de la
Fraternidad: el compromiso de crear
cultura vocacional.
Otra dificultad ha
sido el que le gente vea la espiritualidad del Corazón de Jesús como una simple
devoción, porque algunos se han quedado en lo que es adjetivo en la
espiritualidad y no en lo que es sustantivo. Lo adjetivo son las devociones, los
primeros viernes, las letanías al Corazón de Jesús, la 12 promesas, etc,
pero lo sustantivo es descubrir que hay
un Dios que tiene corazón, que se ha encarnado, se ha hecho hombre por amor a
la humanidad, y ese amor es total. El Corazón de Jesús significa acoger este
misterio del amor infinito de Dios para cada uno de nosotros, porque el corazón
es símbolo del Amor; el Corazón de Jesús significa el amor de Dios en Cristo a
través del Espíritu Santo del cual tenemos que ser reflejo.
Explique está definición de la Fraternidad
como eco de la llamada de Dios en la Iglesia y reflejo del corazón de Cristo:
El eco es la
resonancia de una voz, una voz que el eco la amplifica y hace más grande, y
esta es la misión de la Fraternidad, recordar que Dios llama, que tiene un plan
para cada uno y descubriendo ese plan damos
sentido a nuestra vida, nos realizamos felizmente.
Reflejo del
corazón de Cristo: Manifestar en nuestras actitudes, en nuestra vida el amor de
Dios, que, en definitiva, es la espiritualidad del Corazón de Jesús.
¿Qué papel juega en el sentir de la
Fraternidad el pueblo de Granadilla y el pueblo de Garachico?
Al igual que el
Señor se encarnó y hay lugares que hablan de esa historia de salvación, igual
en la andadura de la Fraternidad puesto que hay lugares a los que está ligada,
ejemplo de ello es el pueblo de Granadilla donde nace la Fraternidad y el
obispo le puso el sello con la aprobación de los estatutos y consagración de
los primeros miembros en el año 2008.
¿Por qué en Granadilla? ¿Por ser su pueblo?
No, pudiera
parecer que fuera por ese motivo, pero no. La Fraternidad nació en Granadilla
porque fue el párroco del lugar quien nos acogió para la celebración de la
erección de la Fraternidad y porque la
mayor parte de miembros era en ese
entonces del Sur de la Isla.
¿Y Garachico?
Garachico… Hay que
ver la Providencia de Dios, ya que en estas parroquias se celebra desde muy
antiguo y con mucha belleza al Sagrado
Corazón de Jesús. Preside los retablos mayores de mis tres parroquias e incluso
de una de ellas es el titular. El Señor
allí nos colocó una casa preciosa, Domus Mariae, la Casa de María, lugar de
oración para la Fraternidad y abierta a la
toda la diócesis. En esta casa tenemos muchas de las actividades de la
Fraternidad, del arciprestazgo, de la
diócesis. Allí organizamos diferentes actividades para dar a conocer la
espiritualidad del Corazón de Jesús.
Importante es,
también, La Laguna, donde tenemos otra casa, la Casa de José, el padre de la
Iglesia. La Domus Joseph tiene la misma vocación que la de Domus Mariae, es un
lugar de encuentro, de oración, de reflexión y es una casa con bastante espacio
verde.
Una buena noticia,
que adelanto, es que el Obispo Don
Bernardo, ha encargado a la Fraternidad la capilla de San Cristóbal en La
Laguna para organizar allí la adoración del Santísimo por las vocaciones, la
vida consagrada, los sacerdotes y por la diócesis. El 2 de febrero, D. m., día
de la Vida Consagrada, comenzaremos la adoración del Santísimo, de pronto será
diurna, de la mañana a la noche, y más adelante será nocturna, con lo que la
adoración será perpetua. Va a ser un lugar donde se dará a conocer la vida
consagrada, de forma que todos los meses habrá una Congregación, Orden o
Instituto que expondrá su carisma. También habrá, todos los meses, una vigilia
de oración acompañada con testimonios vocacionales.
Dios siempre llama, pero no siempre se le
responde. ¿A qué se debe, en su opinión, esta crisis de vocaciones? ¿Lo ve como
una oportunidad para la Iglesia?
El Señor siempre
ha llamado y seguirá llamando porque el Señor no puede desatender al mundo, a
la Iglesia, a su pueblo. ¿Dónde está el problema? El problema se halla en el
hecho de que nuestra cultura actual no es vocacional, no propicia la escucha de
la voz de Dios, falta silencio, faltan espacios de interiorización, y a la
gente joven no se le ofrecen esos espacios, sino que continuamente se les
distraen con otras cosas para que no reflexionen sobre la vida y su sentido, se
les distraen para que sean objetos de consumo, manipulables. Romper este
círculo es algo difícil, difícil pero posible, ahora te muestro la manera: Orar
para que la gracia actúe y con su fuerza rompa ese círculo; también el
posibilitar esos lugares donde la persona puede pararse, interiorizar y
preguntarse qué sentido tiene la vida, y de ese modo surge la inquietud
vocacional (hay que entender que cuando se dice aquí vocación no sólo se
refiere a la vida sacerdotal, religiosa, sino que hago referencia a lo que el
término dice en sí: la llamada de Dios a algo concreto) Otro aspecto para
romper este círculo es el acompañamiento vocacional, puesto que muchos de los
jóvenes que se plantean estas cuestiones
no han tenido un acompañamiento, un buen discernimiento de sus inquietudes, han
vivido en la intemperie esa búsqueda, y claro está que si se está a la
intemperie y no se está arraigado en Cristo se los lleva el ambiente. Creo que
hemos descuidado mucho el acompañamiento.
Estos tiempos nuestros son tiempos de
grandes retos, y precisamente en tiempos de grandes retos el Espíritu Santo ha
suscitado y suscita renovaciones en la Iglesia, veamos que los mayores santos
que han renovado a la Iglesia lo han hecho en tiempos de grandes crisis, y es
por eso que no tengo duda que el Señor ahora está suscitando generosidad en
muchos corazones para que lleven el amor de Dios a mucha gente, estoy
plenamente convencido. Este tiempo es una oportunidad para la Iglesia, lo vemos
ahora con la Nueva Evangelización, es un tiempo de una gran oportunidad para
buscar de nuevo lo esencial, para ir de nuevo al Evangelio, y según recuperemos
la primacía de la Gracia, la primacía de Cristo, la primacía de la Palabra de
Dios, de poner en el centro a la Eucaristía, según recuperemos esto surgirán
vocaciones, matrimonios cristianos, evangelizadores. El reto hoy está en vivir
plenamente lo que somos en la Iglesia.
Para terminar, una última cuestión: Vemos
que la fe de muchos cristianos se fundamenta sobre la mula y el buey, y no en
Cristo. ¿Cómo podemos cambiar esto? ¿Qué ha ocurrido para que esto sea así?
Creo que uno de
los problemas que tiene la Iglesia hoy día es la falta de formación de sus
cristianos. Tenemos cristianos que lo son por el hecho de que sus padres, sus
abuelos lo fueron, y con una formación muy pequeña, muy elemental, muy básica o
casi básica. Ocurre que cuando los medios de comunicación social nos cuestionan
y no tenemos formación ni experiencia de fe los cristianos nos confundimos.
Cuando el cristiano está cimentado en Cristo esas pequeñeces de la mula y el
buey, que no aparecen en los relatos evangélicos, no te afectan puesto que
sabes que tiene un sentido simbólico muy bonito y profundo y que lo importante
del hecho ha sido que el Señor se encarnó, nació…el problema es la de
–formación que confunde los adjetivos y
los sustantivos en la fe.
¡Ah¡, permíteme, Fray Mauro, que te felicite junto a tu
hermano de comunidad Fray Juan Carlos
por la generosidad de vuestro SI recientemente en la profesión temporal. Sigan
siendo tan acogedores, alegres y fieles al carisma de san Benito, que sin duda
suscitará seguimiento. Recuerdo que
alguien con mucha sabiduría me dijo que
“La vocación la da Dios, el carisma los ojos”, que les vean a ustedes muy
monjes, alegres y fieles. Gracias repito, por la acogida y vuestro SI.